Parado al borde de un abismo, miro al mas allá. En ese instante mi corazón se despedaza en mil partes, sintiendo como mi cuerpo se va desquebrajando de a poco. Comienza por las partes inferiores, cada dedo de los ambos pies, sigue por la tibia, la rodilla y el fémur...cada trozo del cuerpo se va separando de mi sin vacilar, se caen al piso y en segundos parecen astillas de un vaso roto. Siguen las manos, cada dedo se esfuma como un suspiro.
Me siento un muñeco de nieve, abandonado en medio de la nada, acompañado de la vasta soledad. Luego de la tormenta, sale el sol, que me va derritiendo minuto a minuto.
Y allí vienes caminando, como un ángel en medio del incendio, acomodando cada trozo de mi cuerpo, colocando cada parte en su lugar.
No dejo de mirar tus bellos ojos, me siento perdido en esa mirada que no hace mas que hacerme entrar en trance, me sonríes y mi corazón vuelve a latir con normalidad.
Revivo.
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