La brisa de la mañana sopla de una manera peculiar, roza mi cara y transforma ese momento efímero en una agradable sensación de frescura al tacto. La misma coyuntura que presenta tu rostro, es, tu sonrisa. Sana, natural, re-confortable...¿cuantas mas que decir, no? Podría aplicar miles de palabras para describir lo que mis ojos deleitan.
Generalmente esas son las cosas que no se pueden explicar solo con palabras y se comprenden cuando las vivís, justo en ese momento en donde el acto esta ocurriendo, nada mas.
Siento que faltan palabras para que uno pueda viajar y dejar que la mente fluya en blanco para entender y comprender lo que estoy contando en este momento, pero creo que ni eso alcanzaría.
Me paro frente a ti, te miro fijamente. No hago mas que provocar un acto reflejo de sonrojo, un desvio inconsciente de tu mirada. Te sonríes al saber que todavía estoy ahí, delante tuyo, sin proponerme nada, solo incomodarte. Detuviera el tiempo para introducirme en ese instante con todo mi esplendor y poder disfrutarlo plenamente, sin limites. Mi corazón late con fuerza, la piel se eriza, y no quiero terminar de caer de esa profunda estabilidad emotiva que me llevo a levitar bajo los instintos de felicidad que provoca en mi ese dibujo perfecto en tu bello rostro. Tu sonrisa provoca eso y mucho mas también, es como esa sensación de morirse-resucitar, el sentir que podes volar sin alas.
Todo lo que expreso en este texto no es mas que la realidad, porque simplemente es la verdad.
Creo que eso es lo mas lindo de todo, que al ser real no es un cuento de hadas ni una historia creada por un loco. Esto se vive día tras día y es lo que lo hace, aun, mas maravilloso.
No hago mas que rendirme, caigo en ese profundo impulso de querer abrazarte. Actuó sin vacilar.
Te aprieto fuerte contra mi pecho, siento latir tu corazón, tus brazos me rodean como queriendo protegerme. Acomodas dulcemente tus manos en mi espalda.
Que lindo, me gusta.
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