martes, 16 de noviembre de 2010

¿y mis soluciones?

Todas las noches me acuesto con lo mismo en la mente: Mañana haré algo productivo. Y nunca lo consigo. Estoy harto de saber que un buen día ya no seré joven, y el sitio que antes ocupaba, lo ocupen otros. Que ya no sea más que un adolescente por dentro, y por fuera esté condenado a ser un peter pan adulto. Adulto, ¿cuál es la etimología de esta palabra? ¿Qué implica exactamente?

Una vez oí que dormir no es más que una pérdida de tiempo. Y quizás sea verdad, aunque sin dormir, sin descanso, enloqueceríamos. Ojalá no fuera tan vano el esfuerzo por intentar cambiar un mundo que no depende sólo de tí. Ojalá se pudiera controlar. Ojalá no recurriese siempre a mis sentimientos, que a fin de cuentas, no importan una mierda si me los guardo. Al menos, para el resto del mundo.

A menudo ignoramos la belleza que nos rodea, pero ¿cómo vamos a apreciarla, si el ideal de belleza que está impregnado en nuestras mentes es todo aquello que no está a nuestro alcance? Lo que tienes o puedes tocar lo desprecias. Ojalá pudiera apreciar como se merece la vida que tengo, el lugar del mundo donde vivo. ¿Por qué no podré descubrir cada día un sitio nuevo y no limitarme por lo que ya conozco? ¿Por qué querer volar lejos si aquí todavía no lo conoces todo? ¿Por vergüenza? ¿Por creer haberlo visto todo? Si aquí tienes miedo a algo, allá donde vayas te seguirá. De una forma u otra, eso da igual.

Y con la vida pasa eso, que vas dejandolo todo para más tarde, cuando sea más seguro, pero llegado un punto, ya da igual lo que hagas: no servirá de nada. Es el llamado punto sin retorno, toda una cagada, sí señor; pero a la que más de uno se enfrenta día a día por hacerse el cómodo. No sigas leyendo si crees que te daré una respuesta o una solución. Si la tuviera no estaría aquí escribiendo esto, estaría bien tranquilito en mi camita durmiendo ó leyendo, con la mente preocupada por cualquier otra duda existencial. No como ahora, preocupandome por algo, que no cambiará nada, que dudo que alguien llegue a leer.

En fin, a mí me sirve. No tengo ganas de festejar unas celebraciones, una temporada, el fin de una estación, que no siento. Para mí nada cambia. El mundo seguirá levantándose cada día, la gente morirá y otros nacerán. Nada habrá que sea distinto. Ah sí, quedará menos para nuestra hora.

Tic, tac, la cuenta atrás no para por nadie y el tiempo vuela..No lo dudes, agarra ese tren ¿o será demasiado tarde?

No hay comentarios:

Publicar un comentario